La
Asociación Escuelas Campesinas de Salamanca participa en este proyecto, que se
está experimentando en la zona del Bajo Tormes
La
dificultad de movilidad es uno de los grandes problemas a los que a diario
tienen que hacer frente las personas cuya vida transcurre en entornos rurales.
La pérdida de población en territorios muy al límite, en la llamada España
vaciada, está llevando al desmantelamiento de un entramado de servicios de
proximidad que sostenía la vida en los pueblos, como es el caso del transporte.
Por otra parte, la dificultad de movilidad de las personas en muchos
territorios rurales es también una barrera para el acceso a otros servicios
esenciales, como son los sanitarios o socio-comunitarios, y a bienes de primera
necesidad, como son los alimentos, las medicinas, etc.
Se
trata de un problema que afecta principalmente a los colectivos más
vulnerables (personas mayores, población migrante, mujeres sin permiso de
conducir o sin vehículo, jóvenes sin autonomía laboral), que se encuentran con
barreras insalvables para cubrir necesidades básicas de todo tipo, y que
agudiza la sensación de aislamiento y abandono en la población rural, que
resiste como puede cuando la realidad se vuelve hostil.
Es
esta una carencia que han detectado y denunciado las asociaciones que forman
parte de la ONG de ámbito estatal Colectivos de Acción Solidaria (CAS),
conocedoras de la realidad por su presencia continuada en territorios rurales
desfavorecidos de diferentes comunidades autónomas, organización de la que
forma parte Escuelas Campesinas de Salamanca.
Desde
su compromiso centrado en la acción y transformación social, CAS trabaja por
posibilitar alternativas comunitarias que den respuesta a las necesidades de la
gente. En este sentido, se ha impulsado una iniciativa pionera para
tratar de poner remedio a la movilidad de las personas que viven en entornos
rurales con escasa población. Consiste en la creación de una aplicación de
movilidad rural, registrada con el nombre de CampAndo, que en estos
momentos se está experimentando en distintos territorios para comprobar su
utilidad, contrastar las dificultades que puedan surgir en su puesta en marcha y
poder realizar los ajustes necesarios que sea un servicio práctico y funcional.
Es,
por hacernos una idea, una especie de BlaBlaCar rural, concebido en
clave de solidaridad (no existe contraprestación económica por parte de los
posibles beneficiarios), que ofrece varias posibilidades: compartir viajes,
hacer recados, prestar vehículos y acceder a una agenda actualizada de
servicios en la zona.
La
aplicación se diseñó y desarrolló en 2023 en el marco del proyecto TecnológiCAS,
dentro del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia, financiado por
la Unión Europea NextGenerationEU y gestionado por el Ministerio de Derechos
Sociales y Agenda 2030. Ahora, y pensando especialmente en las personas
mayores, CAS ve una oportunidad de dinamización de esta App CampAndo en el
marco del nuevo programa Inclusión comunitaria (subvencionado por el
mismo ministerio con cargo al 0,7 de la asignación tributaria del IRPF e
impuesto de sociedades), desde el convencimiento de que puede contribuir a
alargar la permanencia de las personas mayores en su casa y en su pueblo.
La alternativa de movilidad que se está experimentando responde a ese enfoque comunitario que es el que puede hacer sostenibles las iniciativas que no son viables en términos de rentabilidad económica en el sistema de mercado.

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