Publicamos este escrito
emitido por el Movimiento Rural Cristiano que denuncia la situación de abandono
que está propiciando el efecto devastador de los fuegos en tantos lugares de la
España vaciada, como el que hemos sufrido en nuestro territorio el pasado día
15 de agosto.
“ESPAÑA ARDE”… ¿QUÉ ESPAÑA ESTÁ ARDIENDO?
Hemos
ardido, nos hemos quemado. Estamos ardiendo, nos seguimos quemando. Lo que se
ha quemado es más que una bella postal para el recuerdo de unas buenas
vacaciones. Hemos perdido tierras y bosques donde trabajaron, se afanaron y
construyeron su vida generaciones de agricultores, ganaderos, productores del
sector primario, el origen de nuestros alimentos. Lo que se ha quemado es más
que una bella ruta turística con rincones que encogen el corazón con su
hermosura. Hemos perdido casas donde se criaron nuestros padres, donde formamos
nuestra familia, donde velamos a nuestros enfermos y planificamos un mañana que
ahora se ha convertido en ceniza. Lo que se ha quemado es mucho más que un
punto en el mapa, un nombre que durante dos días abrirá los informativos en el
país. Es nuestra historia, esa que llevamos décadas perdiendo, porque la gente se fue a la ciudad,
porque el pueblo no tenía un horizonte suficiente de desarrollo y bienestar, y
las tierras y los campos y los bosques quedaron abandonados, vacíos, sin gente
que los trabaje y los haga productivos como han sido siempre.
Hemos
ardido, nos hemos quemado, porque somos esa parte de España que arde en el
abandono, en la dejadez administrativa, la parte de España cuyo peso específico
en las urnas no es decisivo, la que no cuenta con planes de repoblación
efectivos, la que grita pidiendo justicia y oportunidades y le responde el
vacío más ensordecedor. Somos la parte de España destinada a ser tierra de
sacrificio, donde se propone como medio de desarrollo la instalación de grandes
proyectos que perpetúan el modelo extractivista y explotador: macrogranjas, que
incluyen en su pack destructor las instalaciones de biogás; megaminas al aire
libre, extensiones increíbles de fotovoltaicas. La parte de España que añora
vías de comunicación y servicios mínimos dignos.
Por
eso ardemos, por eso nos hemos quemado: porque no contamos, no formamos parte
de los planes de los grandes partidos políticos, que una vez más se han metido
en el lodazal del ataque y el insulto, y siguen sin afrontar un gran pacto de Estado que permita
inversiones continuadas y elevadas en las tierras abandonadas de la España
Vaciada, la que arde y se quema y se precipita al colapso más terrible; un
pacto de Estado que revierta la situación de nuestra tierra hoy reducida a
cenizas en tantas partes, en medio de la impotencia, la rabia y el dolor.
Lo que
se ha quemado es el pasado hecho tierra, casa, campo, camino. Y el futuro,
hecho de proyectos, iniciativa, asentamiento de nuevos habitantes, acogida de
inmigrantes, toma de conciencia….
Nos
hemos quemado, hemos ardido. Pero las cenizas nos darán la fuerza para renacer
y rehacernos, para levantarnos y levantar un mañana nuevo. Sí, un día, al
levantar la vista, veremos un letrero que diga que lo nuestro fue la España
vaciada y quemada, que resurgió de su drama y se reconstruyó.