Terra Vita Rural S.L., es una iniciativa de economía
social ubicada en la zona del Bajo Tormes (Salamanca), detrás de la cual
están las asociaciones Adecasal (en la que participan varios ayuntamientos de
la zona), Escuelas Campesinas de Salamanca y Asdecoba.
Es además una iniciativa comunitaria, por el apoyo que
procura, junto a otras entidades e iniciativas, para mantener un servicio
básico a la población, generar empleo que contribuya a la fijación de
nuevos pobladores, revitalizar el tejido socioeconómico en el territorio y situar
la actividad productiva en clave de soberanía alimentaria.
Aunque ya estaba constituida con anterioridad, comenzó su
andadura en marzo de 2022 haciéndose cargo de la gestión de la panadería de
Monleras, para asegurar su continuidad al jubilarse sus propietarios. Meses
después, en diciembre de ese mismo año, asumió también la gestión de la panadería
de Trabanca, que igualmente iba a cerrar.
“La opción de quedarnos sin panadería para siempre, con el
significado profundo que entraña el cierre de una actividad económica, nos animó
a dar el paso, asumiendo el riesgo de poner en marcha una iniciativa
emprendedora en un territorio amenazado por la despoblación; no podíamos
resignarnos a aceptar como inevitable un futuro ensombrecido por la
desaparición de servicios y el declive de los pueblos”–apunta el alcalde de
Monleras, una de las personas más implicadas en el proceso de sacar adelante
esta iniciativa.
La
financiación inicial se hizo mediante micromecenazgo de personas que han
creído en el proyecto; a su vez, la empresa Algo Nuevo reinvirtió una parte de
sus beneficios de años anteriores como apoyo a su puesta en marcha; para inversiones
necesarias en las instalaciones y adquisición
de un vehículo de reparto se recurrió a COOP-57 (cooperativa de
servicios financieros y solidarios cuyo objetivo es contribuir a la
transformación social de nuestra economía y nuestra sociedad).
Actualmente, Terra Vita Rural elabora pan, además de
empanadas, hornazos y variedad de productos de repostería, y distribuye un
producto de calidad en catorce localidades de la zona del Bajo Tormes y Ramajería –recientemente cuatro pueblos solicitaron su incorporación a
la red de reparto, al quedarse sin pan cuando dejó de ser rentable distribuirlo
a poblaciones tan mermadas–, repartiendo puerta a puerta en los pueblos
pequeños. Además, abastece al cáterin rural para personas mayores de
Sardón de los Frailes, al cáterin urbano para personas mayores de
Salamanca y a varias tiendas y bares-restaurantes de la zona. Tiene, por
último, un puesto de venta en los mercadillos de Trabanca (el primer domingo de
mes) y Torresmenudas (último domingo de mes).
La empresa da trabajo a un panadero profesional con su
ayudante, a una repostera que al tiempo atiende el despacho de pan en Monleras,
a dos personas en distribución y reparto y a una última en coordinación y
gestión, más los refuerzos necesarios en los momentos de mayor producción y las
sustituciones por vacaciones.
Nuevos retos
“El trabajo en red con otras entidades sociales e
iniciativas vinculadas a nuestras asociaciones está siendo fundamental para
procurar los apoyos comunitarios sin los cuales no habríamos sido capaces de
poner en marcha un proyecto de largo alcance, fortalecer la iniciativa una vez
que ha echado a andar y explorar nuevas líneas de trabajo que aseguren su
sostenibilidad y abran nuevas perspectivas de transformación social y
económica” –afirman las personas que están al frente de la iniciativa.
Así, superada la fase inicial de consolidación de lo que ya
existía, en una perspectiva de ampliación de miras se ha logrado hacer frente
desde 2024 a nuevas propuestas que han supuesto un salto cualitativo:
-La primera, la elaboración de pan para suministrar al
cáterin urbano de Salamanca, que distribuye en la ciudad en torno a mil
comidas diarias a personas mayores. Aparte de asegurar la viabilidad económica
del proyecto en los meses de invierno, es una apuesta por recuperar el papel
del Mundo Rural como productor de alimentos de calidad y construir alianzas con
el mundo urbano en torno al derecho a la alimentación.
-La segunda, la recuperación de variedades antiguas de
cereales (trigo “florencia aurora”, espelta y centeno) y su cultivo en
ecológico para la obtención de harinas integrales con las que elaborar
variedades de panes especiales con sabores, texturas y cualidades que hoy
volvemos a apreciar y que tienen salida a través de la red de comercialización
Saberes y Sabores del Bajo Tormes. Se pretende de esta manera impulsar el
modelo de producción agroecológica en el que se está trabajando
desde otras iniciativas coordinadas a través de la red Manos Verdes.
Desde 2025 se está tratando de diversificar la producción
con nuevas modalidades: pan de kamut (un trigo duro puro y rico en nutrientes
esenciales), de trigo sarraceno (una buena opción para quienes no pueden tomar
gluten) y de maíz; variantes de pan con nueces, cebolla, ajo o aceite; pan de
molde, bollitos para hamburguesas, etc. Un reto de futuro es el de explorar las
posibilidades de la harina de bellota, muy nutritiva y carente de gluten, un
recurso autóctono hoy desaprovechado que puede abrir interesantes perspectivas.
Valores
de la economía social que están presentes
En el marco del programa Gente y Tierra –programa que cuenta con el apoyo del Ministerio de Derechos Sociales, Consumo y Agenda 2030–, la Asociación Escuelas Campesinas de Salamanca ha realizado en este año un estudio de contraste y propuestas de mejora en base a la Carta de Principios de la Economía Solidaria.
En
este análisis se destaca que la iniciativa Terra Vita Rural se sostiene sobre
los valores de la economía social, que fundamentan y guían su actuación:
-Es una
iniciativa comunitaria, sostenida por la comunidad y que presta un servicio a
la comunidad. Detrás de la misma
están varias asociaciones sin ánimo de lucro, algunos ayuntamientos implicados
(como es el de Monleras) y personas que creemos y nos comprometemos en la
búsqueda de alternativas comunitarias.
-Se
trata de un proyecto vinculado al territorio, a sus recursos y a las
necesidades de las personas que lo habitan. Contribuye al desarrollo local,
al mantenimiento de servicios básicos para la población y a la revitalización del
tejido económico del territorio. Pretende apostar por la “relocalización” de la
economía al servicio de la gente.
-Trabaja
en red con otras entidades sociales e iniciativas de economía social, asegurándose
así el apoyo mutuo que necesitan las estructuras comunitarias que nadan contra corriente
en el contexto del mercado global. Tiene conexiones y alianzas con el cáterin rural
para personas mayores que Adecasal tiene en marcha, con el cáterin urbano para
mayores que gestiona Algo Nuevo, con la red de comercialización Saberes y
Sabores del Bajo Tormes, con la iniciativa Todo Servicios Múltiples volcada en
la producción agroecológica en tierras cedidas para la inserción de colectivos
vulnerables, iniciativas todas ellas amparadas bajo el paraguas de una red que
lleva el nombre elocuente de Manos Verdes.
-Promueve
la creación de trabajo decente que está favoreciendo la fijación de
población o el asentamiento de nuevos pobladores en el territorio, procurando
que las personas trabajadoras se sientan partícipes de la iniciativa y tengan
voz en la organización y toma de decisiones.
-Pone
en el centro el derecho a la alimentación, en clave de soberanía alimentaria,
frente a la idea de consumo, muchas veces de productos comestibles sin calidad
alimentaria, propia del mercado global; el derecho social de la población rural
a acceder a servicios básicos, frente al beneficio económico.
-La
sostenibilidad del proyecto se basa en la implicación de la comunidad: el
respaldo de las asociaciones que sostienen la iniciativa, el apoyo de personas
que han creído en el proyecto y han contribuido a la financiación inicial, el
trabajo en red con otras iniciativas comunitarias en el medio urbano y en el
medio rural.
La
iniciativa de Terra Vita Rural mereció figurar entre las cinco seleccionadas
para la mesa redonda “Iniciativas que tejen futuro”, una muestra de
experiencias significativas procedentes de distintos territorios que se
presentaron en el Encuentro Estatal de Economía Social y Solidaria organizado
por Colectivos de Acción Solidaria en Cabezón de la Sal (Cantabria) durante los
días 17 y 18 del pasado mes de octubre.

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