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domingo, 2 de noviembre de 2025

El foro “Mujeres abriendo caminos en el mundo rural” plantea una mirada desde el feminismo a la realidad de la zona

 

La Asociación Escuelas Campesinas de Salamanca celebró en Monleras el 31 de octubre un encuentro de reflexión y debate, desde una perspectiva feminista, sobre el presente y el futuro de las mujeres en la zona, teniendo como punto de partida una mesa de experiencias que reunió a tres mujeres que han desarrollado en este territorio rural del Noroeste salmantino sus proyectos de vida, singulares en sus respectivos ámbitos.

Tras la presentación que hizo Juan Jesús Delgado, enmarcando la actividad en un proceso de trabajo de concienciación y transformación social que la Asociación lleva muchos años impulsando, las tres ponentes invitadas a la mesa de experiencias, fueron desgranando sus trayectorias e iniciativas, sus puntos de vista y reflexiones.

En primer lugar, tomó la palabra Beatriz Carballo (Traguntía), quien, desde la visión que le ha reportado su trabajo profesional en el CEAS de Vitigudino y desde su mirada feminista hacia este territorio rural que eligió como opción de vida, analizó la realidad de la comarca centrándose en los cambios vividos, la  situación actual de las mujeres y la diversidad existente, los problemas que suponen una dificultad para las que han decidido quedarse a vivir aquí o asentarse como nuevas pobladoras, los retos y reivindicaciones para hacer de nuestro mundo rural un lugar de oportunidades. Destacó la importancia que ha adquirido el mundo de los cuidados como ámbito de ocupación laboral predominante, que, si bien es cierto que puede ser visto como un reflejo de un cambio social necesario que ponga en el centro los cuidados de la vida, puede suponer al tiempo un encasillamiento de las mujeres en su papel tradicional de cuidadoras, muchas veces no valorado justamente ni reconocido socialmente. Apuntó también a la invisibilización de las mujeres en el campo y escasa presencia en la actividad agroganadera, en el balance negativo, y resaltó, como signos de esperanza, las iniciativas emprendedoras protagonizadas por mujeres que están rompiendo estereotipos, la presencia creciente en los ayuntamientos, los entornos de “sororidad” y espacios de encuentro que están haciendo posibles como medio de sostenerse y apoyarse en un territorio donde la despoblación es siempre una barrera. Y terminó con una invitación a fortalecer las redes para seguir caminando con el convencimiento y la voluntad de ser mujeres organizadas, reivindicativas y, sobre todo, visibles.



En segundo lugar, intervino Vicenta Álvarez (La Bouza), que centró su reflexión en el reto de hacer frente a la despoblación, el gran problema que pone en riesgo la supervivencia misma de los pueblos en entornos rurales tan escasamente habitados como es el caso de su comarca alejada y fronteriza. Retornada desde Madrid, adonde su familia emigró en los años sesenta, por convicción y por amor a su tierra, ha luchado por hacer frente a ese abandono, rehabilitando viviendas que ofrecer para el asentamiento de nuevos pobladores y, más recientemente, promoviendo la creación de una asociación entre pueblos que responde al nombre de “Vida en la Raya”: su objetivo no es otro que frenar la despoblación, tejiendo redes entre pueblos y organizando actividades que ponen en valor los recursos del territorio (los almendros, viñedos, el pastoreo, el queso…), su patrimonio cultural y el saber atesorado por las comunidades campesinas. Desde su experiencia, valora el enorme esfuerzo realizado por ella misma y por la asociación como algo testimonial, que apunta en la buena dirección, pero que necesitaría de una implicación firme de las instituciones públicas (ayuntamientos, diputación, Junta de Castilla y León…), que hoy por hoy no se está dando, para revertir la situación. A pesar de ello, en palabras suyas, “merece la pena trabajar por nuestra tierra, desde la esperanza y la utopía de que otro futuro es posible



Por último, cerró el ciclo de intervenciones Raquel García Sevillano (Vitigudino), emprendedora en el ámbito de las artes escénicas y la cultura. Contó cómo también a ella le vendieron la idea de que aquí no tenía posibilidad de encauzar sus inquietudes artísticas y se fue a Madrid, en busca de un sueño que resultó ser bastante más huidizo e inalcanzable de lo imaginado. Hasta que decidió regresar a su tierra y reconstruir desde otro enfoque ese sueño que ha sido la razón de su vida. Es aquí donde ha puesto en marcha una productora profesional, Unión Teatro, y donde ha consolidado una actividad formativa y de dinamización cultural, en colaboración con ayuntamientos de la zona, centros educativos, asociaciones como Escuelas Campesinas de Salamanca o Asprodes. Raquel concibe el teatro no como mero entretenimiento, sino como una herramienta para sensibilizar y abrir mentes, para denunciar problemas sociales y situaciones de injusticia, para trabajar por la inclusión, el respeto y la atención a la diversidad, y desde ahí se siente partícipe de manera especial en las luchas y reivindicaciones de las mujeres por la igualdad y los derechos sociales. Hoy puede afirmar que “trabajar como titiritera en el medio rural es posible; eso sí, a base de mucho esfuerzo, trabajo y dedicación y contando con los apoyos imprescindibles”.



En el coloquio y debate posterior se subrayaron y comentaron algunas de las reflexiones e ideas aportadas por las tres intervinientes en la mesa. De entre todo lo que se habló, cabe destacar quizá estas dos conclusiones:

-La necesidad de recuperar el espíritu más crítico y reivindicativo del asociacionismo, no necesariamente circunscrito a un asociacionismo de mujeres, pero sí un asociacionismo construido desde una mirada feminista.

-La exigencia de superar la visión localista y sectorial: pensar en zona, crear lazos y tejer redes entre pueblos, con amplitud de miras, en proyectos de más largo alcance.

La actividad realizada se inscribe en el programa Fomento de la integración personal, social y laboral de las mujeres en situación de exclusión social y/o especial vulnerabilidad, de la Asociación Escuelas Campesinas de Salamanca, que cuenta con subvención de la Gerencia de Servicios Sociales de la Junta de Castilla y León con cargo al IRPF.