El Centro de día, sin gente y sin vida, a la espera
de su reapertura en septiembre
Nuestro proyecto de atención integral a personas mayores se sustenta en tres pilares: los servicios de proximidad, que posibilitan el poder seguir viviendo en su propia casa; las pequeñas residencias o casas asistidas, para las personas con mayor grado de dependencia, y el Centro de día, espacio de encuentro entre pueblos e intergeneracional, que rompe el aislamiento y estimula la vida comunitaria. La actividad del Centro de día quedó suspendida bruscamente con el confinamiento de la población y aún no se ha recuperado. Aunque se intentó suplir el cierre con alguna actividad en el domicilio y manteniendo un contacto telefónico semanal con las personas que acudían a diario, nada puede suplir la vida que el Centro irradiaba y su efecto revitalizador en la salud comunitaria. Nuestros mayores han sobrevivido a la pandemia, pero la vida se ha empequeñecido, confinada en los estrechos límites de la supervivencia.
A finales de junio y comienzos de julio, Almudena, la coordinadora del Centro de día, visitó personalmente en sus casas a todas las personas que asisten a las actividades del Centro, que agradecieron este encuentro entrañable para poder conversar sobre lo vivido en estos meses y despedirse hasta la reapertura prevista a la vuelta del verano.
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