Un año más, en este 25N, Día Internacional de la Eliminación de la Violencia
contra la Mujer, nos unimos a la reivindicación internacional para manifestar
nuestra más rotunda condena y repulsa a las violencias machistas y para
demandar una vida libre de violencias contra la mujer en todos los ámbitos.
El feminismo debe seguir combatiendo al virus del machismo para lograr la plena
igualdad, tanto en la vida pública como en la privada. Pero en esta lucha tienen
que implicarse la comunidad, las instituciones educativas, políticas y culturales,
los medios de comunicación y la sociedad en general, porque el feminismo es
cosa de todas las personas.
En esta sociedad, donde todo avanza tan rápido, lo único que parece no
avanzar es la condición humana, ya que, en sectores tan importantes como son la
educación, la cultura y la sanidad, las mujeres aún tenemos que enfrentarnos a
agresiones de todo tipo, desde las más visibles, como las físicas y verbales, hasta
otras menos llamativas, como la invisibilización, el menosprecio o la
sexualización.
Sufrimos violencia física, psicológica, económica y sexual como hijas, como
madres y como abuelas en nuestro propio ámbito familiar, entorno en el que
deberíamos sentirnos seguras.
Seguimos siendo acosadas en nuestros trabajos, en las calles, en nuestros
pueblos.
Seguimos necesitando una igualdad real de oportunidades en el ámbito
laboral, político y en otros espacios de participación y representación en la
sociedad.
Seguimos siendo insultadas, tratadas como mero objeto decorativo y sexual
en canciones de moda, en las redes sociales y en los medios de comunicación.
Directoras de cine, mujeres deportistas, científicas, maestras… siguen siendo
anónimas para la sociedad, no porque no existan, sino porque se han
invisibilizado.
Pedimos una educación inclusiva y en igualdad. Necesitamos acabar de una
vez por todas con los estereotipos de género y con los prejuicios heredados que
limitan nuestras libertades.
No necesitamos héroes que nos salven, necesitamos mujeres libres y
empoderadas capaces de luchar contra la violencia, pero también hombres
comprometidos con nuestra lucha, porque el machismo también afecta a los
hombres.
Desde CAS, un año más reivindicamos el protagonismo de las mujeres en el ámbito social y laboral, en el mundo rural al igual que en el entorno urbano, que derive en una verdadera transformación de la sociedad, y hacerlo desde el respeto y la igualdad. No queremos tener que abandonar nuestras raíces para poder desarrollarnos como personas. Debemos vacunarnos contra la violencia de género para lograr por fin ser protagonistas de nuestras propias vidas.
Vídeo corporativo de CAS
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